Con mucha preocupación hemos sido testigos del escándalo desatado en torno a las cifras del último censo. Es difícil imaginar la gravedad en toda su dimensión, aunque algo podemos aventurar. La manipulación de estas cifras tergiversa, por una parte, la base sobre la cual se construyen la mayoría de las mediciones sociales del país. Con ello se altera la correcta planificación de las políticas públicas y la distribución de los recursos en el territorio durante los próximos diez años. Al mismo tiempo, se pone en juego la credibilidad de la institución encargada de recoger las cifras en nuestro país, por la distorsión de la fotografía que se supone es la más exacta de la sociedad chilena. Esto es especialmente sensible para los más vulnerables y entorpece la forma en que nos hacemos cargo de esta deuda social.
Queremos hacer énfasis en que este problema no tiene que ver con el color de un determinado Gobierno, sino que es un problema de Estado. Lamentablemente no es la primera vez que somos testigos de esto. Hace poco lo vimos con los índices de pobreza de la encuesta CASEN, la obsesión por “ser los mejores” o “pasar a la historia”, da pie a conductas éticamente reprochables como la omisión intencionada, la “pillería” u otros artilugios comunicacionales que desinforman y confunden a la población con un determinado objetivo político. Se han enredado medios con fines: “disminución de la pobreza” con “disminución estadísticamente significativa de la pobreza” o “población estimada” con “población censada”, pasando por alto exigencias mínimas en una medición seria. Con lo anterior se evidencia la urgente necesidad de autonomía en ciertas instituciones, aunque una vez más hemos llegado tarde.
Más allá de los elementos técnicos, lo que especialmente preocupa es el tremendo daño a la confianza que tienen millones de chilenos y chilenas -ya no los sabemos con exactitud-, por sus instituciones públicas, por quienes las lideran o trabajan en ellas. Como jóvenes relacionados a diversos ámbitos de desarrollo del país, nos ha tocado estar presentes en diversos foros internacionales en donde hemos dado testimonio de las actuales demandas sociales de la ciudadanía, desde una visión crítica, sin nunca haber puesto en duda la seriedad de nuestras instituciones.
No podemos dejar de manifestar la indignación que esto nos genera, sobre todo cuando se hace un llamado a los jóvenes a participar en política. Es por eso que esperamos que estas situaciones no queden impunes ni en el olvido, dando una fuerte señal a las nuevas generaciones para actuar conforme a la ética, más aún cuando se trata del servicio público. Llamamos a no perder la buena fe en el otro, en las instituciones y a comprometernos a poner especial cuidado en aquello que es patrimonio de todos y todas.
Comunidad Global Shapers Santiago
Alexander Kliwandenko R.; Director Social TECHO
Andrés Soffia V., Director Ejecutivo Fundación Iguales
Claudio Castro, Director de la Oficina de Equidad e Inclusión de la Universidad de Chile
Giorgio Jackson D., ex líder estudiantil, Fundador de Revolución Democrática y candidato a Diputado.
Gonzalo Plaza, Director Ejecutivo Puentes Educativos y Gerente de Proyectos para Pearson Foundation
Hernán Hochschild, Director Ejecutivo Elige Educar
Ignacia Nuñez, Fundadora y Directora de Minka
Francisca Valenzuela, Cantante.
Maite Alberdi, Cineasta
Matías Reeves V., Co-Fundador Educación 2020
Nicolás Valenzuela L., Presidente Ejecutivo SentidosComunes