El mes de abril trajo tres buenas noticias y una mala a los partidarios del matrimonio homosexual.

 

Primero fue en Uruguay, donde la Cámara de Diputados aprobó el proyecto de ley que da derecho a casarse a dos personas del mismo género por la contundente mayoría de 71 votos contra 21, sumado a un favorable discurso de bienvenida del deslenguado presidente uruguayo, José Mujica. La aprobación del Senado se había producido días antes y la ley debiera ser promulgada en cualquier momento.

Dos días después de Uruguay, sucedió lo mismo en Nueva Zelandia, cuando el Parlamento aprobó la legislación de matrimonio gay por 77 votos contra 44. Tras la aprobación de la ley, uno de sus partidarios, el parlamentario Maurice Gibson, dio un discurso en el cual aseguró a los neozelandeses que la ley no causará una “epidemia” de homosexualidad en el país, no traerá un virus destinado a arrasar con la agricultura nacional ni llama al lanzamiento de ataques nucleares contra países extranjeros.

La mala noticia vino de Colombia, El proyecto de ley de matrimonio gay, que había sido aprobado por una comisión del Senado en diciembre pasado, fue rechazado por 51 votos contra 15 en sesión plenaria, A sus partidarios les queda ahora un última instancia: apelar al Tribunal Constitucional.

La semana pasada fue en la civilizada Francia, donde la aprobación de la ley debió ser un trámite pero terminó siendo una guerra. Un 58% de los franceses se había declarado a favor, de modo que a franceses y a extranjeros tomó por total sorpresa la virulencia del debate. Llegó al extremo de causar golpizas callejeras a parejas homosexuales en París y otras ciudades, y a un atentado incendiario a un bar gay de Lille. Unas 350.000 personas marcharon por las calles de París en contra del matrimonio gay pocos días antes de que la Asamblea Nacional aprobara, por 329 votos contra 229, la ley que permite casarse y adoptar hijos a las parejas homosexuales.

Con pasiones o sin ellas, la oleada va a seguir. Son sólo 14 los países en el mundo donde hasta ahora es legal el matrimonio gay, pero hay proyectos para hacerlo legal en muchos más.

En América Latina, sin ir más lejos, donde hay matrimonio homosexual en sólo dos países –Argentina y Uruguay– Brasil es uno de los que se preparan para entrar al grupo de los países más avanzados en derechos LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transgénero). Su Tribunal Supremo dictaminó en 2011 que los gays tienen derecho a contraer matrimonio y la Comisión de Derechos Humanos del Senado aprobó el año pasado un proyecto de ley de matrimonio civil a nivel nacional, que este año debe ser aprobado por el Senado y el Congreso. Paralelamente, jueces de nueve estados brasileños (Alagoas, Bahía, Ceará, Sergipe, Espíritu Santo, Piauí, Sao Paulo, Paraná, Mato Grosso do Sul) y el Distrito Federal (Brasilia) han fallado en juicios interpuestos por parejas del mismo sexo dando luz verde al matrimonio civil.

En México, el Tribunal Constitucional ha ratificado la constitucionalidad del matrimonio gay a nivel nacional, mientras los homosexuales ya pueden casarse en Ciudad de México y tres estados: Quintana Roo, Oaxaca y Coahuila.

Y en Chile, el Senado está a punto de ver el proyecto de ley de Acuerdo de Vida en Pareja (AVP), luego de que la Comisión de Constitución del Legislativo aprobara la idea de legislar. EL AVP no es matrimonio ya que da a las parejas contrayentes los mismos derechos financieros que el matrimonio, pero no constituye estado civil. En Chile, los partidarios del matrimonio igualitario deberán esperar otro cuerpo legislativo.

Quizá no haya tema legislativo más marcado por la visión generacional que éste. En Estados Unidos, donde ya hay matrimonio gay en el Distrito de Columbia y ocho estados del país, y legislaciones en camino en otros seis –Rhode Island, New Jersey, Minnesota, Delaware, Oregon e Illinois –hasta hace poco había mayoría en contra del matrimonio gay. A medida que las nuevas generaciones fueron incluidas en las encuestas, la opinión pública cambió y hoy está mayoritariamente a favor.

Estar a favor del matrimonio homosexual es ponerse en el lado correcto de la historia. Pero no es sólo por conveniencia estadística que estamos a favor del matrimonio gay.

AméricaEconomía apoya el matrimonio igualitario porque apoya la libertad. Estamos a favor de la libertad de emprender, de la libertad de elegir, de las libertades individuales y públicas siempre y cuando no perjudiquen a la sociedad. Y no vemos cómo el matrimonio entre dos personas puede perjudicar a la sociedad.

También creemos en la igualdad de oportunidades y en la igualdad de derechos para todas las personas. Y sabemos que no habrá igualdad de derechos mientras algunos no sean tratados como iguales.

Fuente: AméricaEconomía