miércoles 18 de julio de 2012

Señor director:

Eduardo Zúñiga, en su carta de ayer, se manifiesta sorprendido de que el Presidente Piñera, siendo cristiano, considere “prejuicio” la discriminación y los crueles ataques a que han sido sometidos hombres y mujeres homosexuales a lo largo de la historia.

Sus dichos me hacen pensar en la abolición de la esclavitud, la emancipación femenina, el sufragio universal, el matrimonio civil, el fin de la distinción legal entre hijos legítimos y naturales y el divorcio civil. Cada uno de estos logros debieron superar en su momento la oposición de los sectores más conservadores de la sociedad, quienes muchas veces argumentaron desde sus particulares interpretaciones religiosas. Sin embargo, estos logros representan la histórica voluntad moral de una sociedad civil en una república democrática laica, cuyo principio rector se encuentra plasmado en el primer artículo de nuestra Constitución Política, a saber: “Las personas nacen libres e iguales en dignidad y derechos”.

Parafraseando a la ministra Catalina Parot, en su emocionante discurso en la promulgación de la Ley Antidiscriminación, agregaríamos: ahora no sólo nacemos libres e iguales, sino que vivimos libres e iguales.

Sebastián Gray

Director Fundación Iguales

Fuente La Tercera