Señor director:
Cristóbal Orrego, profesor de Derecho de la UC, se refiere a “la victoria política del lobby gay al interior de los grupos científicos y médicos, como las sociedades de psicólogos.” Al respecto, me parece que con dicha aseveración el profesor Orrego desacredita a los científicos, médicos y psicólogos de su propia universidad, al suponer que un “lobby gay” sería suficientemente poderoso como para determinar el rumbo y la ética de la ciencia. Sin duda Orrego conoce la elocuente declaración firmada por la mayoría de los profesores de la Escuela de Psicología de la UC, en contra del bullado seminario y su promoción de pretendidas terapias curativas de la homosexualidad.
Por otra parte, es sintomático que el profesor se refiera a un “lobby gay”, como si las organizaciones LGTB concentraran suficiente poder político y recursos para ejercer irresistibles presiones en los círculos de la alta política, como efectivamente ocurre con el lobby legislativo de grupos económicos, gremiales y religiosos.
En el ámbito de los derechos civiles de Chile, el único lobby propiamente tal que la historia ha conocido es el de grupos conservadores y religiosos en contra de, sucesivamente, la esclavitud, el matrimonio civil, el voto femenino, la filiación, el divorcio civil, la ley antidiscriminación y el matrimonio igualitario.
Sebastián Gray
Director
Fundación Iguales