La entidad denunció, nuevamente, el incumplimiento con la ley de Matrimonio Igualitario en una de las sucursales del Registro Civil ante la inscripción de familias de la diversidad.
Santiago, 22 de noviembre.- A once meses de implementada la histórica Ley 21.400, conocida como Ley de Matrimonio Igualitario, el Servicio de Registro Civil e Identificación continúa con problemas en su implementación, especialmente en la inscripción de hijas e hijos de familias lesbomaternales y homoparentales.
En abril y junio de este año, Fundación Iguales había advertido sobre esta situación ante la cual, el Registro Civil había manifestado que se estaba desarrollando la aplicación de la ley “con las mejoras pertinentes”. A la fecha, esas mejoras todavía se siguen esperando mientras las familias de la diversidad siguen sufriendo hechos de discriminación, los cuales sería descartados de raíz con la correcta aplicación de la ley.
En esta oportunidad, el Registro Civil de la comuna de Vitacura inscribió a la pareja con los rótulos de madre y padre y no de cónyuges, tal como lo describe la ley. La familia de Antonella Sovino Ortlieb y Monserrat Orellana Olguín denunció que aún los formularios de inscripción no estaban actualizados, tal como lo manifestaba la ley.
Fundación Iguales, entidad que trabaja por los derechos de la comunidad de la diversidad, había manifestado que de las denuncias recibidas se destacan las de demora excesiva en la entrega de certificados; los errores en el orden de los apellidos; nombres y apellidos mal escritos o eliminados; y la negación de los servicios en algunas de las sedes del Registro Civil a lo largo del país.
Estas anomalías revelan el desconocimiento de la ley de parte de los funcionarios de la institución y el trato inadecuado hacia las personas de la diversidad sexual y de género, que ha transformado los anhelos y esperanzas de larga data de las familias diversas en una verdadera pesadilla.
“Nosotros como fundación no vamos a parar hasta que se regularice realmente la situación de las familias de la diversidad, no sólo porque es ley, sino por lo que significa la dignidad de los niños, niñas y adolescentes de las familias. Seguiremos hasta las últimas consecuencias”, afirmó Isabel Amor, directora Ejecutiva de Fundación Iguales.
Denuncias que se acumulan
En la Cuarta Región, por ejemplo, Consuelo Peralta y Belén Butrón estaban muy felices porque su hijo Gaspar, de 11 años, finalmente sería reconocido como propio por ambas. El primer día de entrada en vigencia la Ley, el 10 de marzo, estaban en la sede del Registro Civil de Coquimbo. Todo iba bien hasta que recibieron el anhelado certificado de nacimiento el 5 de junio, casi tres meses después, y con el orden de los apellidos invertidos, no en el orden que ellas habían indicado en el formulario respectivo. Ante esta decepción han ido en reiteradas oportunidades a la oficina sin lograr aún una solución.
“Tengo mucha pena, desde que quedé embarazada soñaba con que Gaspar llevara mi apellido primero en honor a su abuelo que no alcanzó a conocer pero nos dijeron que se guiaban por la ‘ley antigua’ poniendo como primer apellido el de Belén porque ‘era como en las familias heterosexuales, como que un hombre fuera el que está reconociendo’. Ahora nos dicen que están a la espera de alguna instrucción de Santiago”, dice Consuelo, muy afectada por la situación.
Asimismo, en Las Condes, Región Metropolitana, al segundo día de entrada en vigencia la ley, el 11 de marzo, Karin Díaz y Fernanda Landaeta, fueron a inscribir a Isidora, su hija de 4 años de edad, y a rectificar su apellido ya que era compuesto para honrar a uno de sus abuelos fallecidos. El certificado llegó tres meses después con el orden invertido. Presentaron la solicitud para rectificar, han ido varias veces a la sede del Mall Los Domínicos pero aún no tienen respuesta.
“De esperar cinco años a que nuestra hija tenga los apellidos que corresponden, nos da mucha impotencia y mucha rabia, esperar otros tres meses para que llegue un certificado mal hecho, es muy frustrante ver que los funcionarios no hagan bien su trabajo y que para ellos sólo sea un trámite más pero para nosotras es mucho más que eso. Nadie se hace cargo, no nos dan respuesta, ni fechas de solución. Estamos buscando colegio para Isidora y tenemos que dar explicaciones en todas partes por los distintos apellidos en su certificado, es muy incómodo”, dice Karin, muy angustiada. “La alegría de recibir el certificado duró dos segundos”, agrega.
No sólo en filiación hay problemas, también en los matrimonios, es el caso de Montserrat Orellana y Antonella Sovino, quienes se casaron el 21 de abril en Las Condes y aún no consiguen su certificado de matrimonio. Es como si nunca se hubiese realizado la boda.
“Aún no existe en ninguna parte, nadie sabe que pasó, hemos hecho varios reclamos y nos dicen que está en una comisión revisadora. Tenemos una libreta de matrimonio que no sirve para nada y un par de fotos que certifican que sí pasó. Antes del matrimonio teníamos AUC (Acuerdo de Unión Civil), y en algún momento en mayo ni siquiera teníamos eso y aparecíamos como solteras”, dice Montserrat.
Como si esto fuera poco, antes del matrimonio, inscribieron a su hija recién nacida también con inconvenientes, pues los funcionarios sólo habían sido capacitados para hacer rectificaciones de apellidos, no para inscribir a un bebé. “Nuestra pequeña nació a finales de febrero, por lo que esperamos al 10 de marzo para inscribirla altiro con ambas mamás, sin rectificación. Era el primer caso en Chile y estuvimos dos horas entre llamadas a la Central y otras coordinaciones. Salimos ese mismo día con el certificado con ambas como madres, pero decía ‘padre’ en vez de ‘progenitor’. Así que tuvimos que pedir que lo actualizaran”, agrega Montserrat.
Mientras que en la comuna de Estación Central, casaron a una pareja de mujeres con un régimen patrimonial que no existe en la Ley de Matrimonio Igualitario. Vanesa Fuentes y Farah Retamales se quedaron con la duda de si con este error es incluso válida su unión.
“Con Fara nos casamos el 24 de marzo en el Registro Civil de Estación Central, y nuestra principal preocupación es el régimen con el que inscribieron nuestro matrimonio, al tiempo después nos dimos cuenta que aparecemos con sociedad conyugal, pero la nueva ley no viene con esa opción. Nadie nos ha logrado responder qué régimen legalmente nos corresponde”, señala Vanesa.