A propósito de las elecciones, estamos en una época donde imaginar la sociedad que queremos se nos hace fácil, sin embargo, es bien dicho que “soñar no cuesta nada”.  Construir nuestras convicciones supone obviamente trabajar por ellas y en el caso de esta juventud que despierta y se reivindica, no podemos dejar de invitarlos a sumarse a la causa LGTBI.

El 2012 ha tomado los colores de la diversidad, la bandera de lucha por la igualdad en derechos y dignidad de la comunidad LGTBI superó la percepción de ser exclusiva de las “minorías sexuales”,  lo cual ha quedado demostrado tanto en las multitudinarias marchas por  la igualdad y diversidad como en el amplio apoyo a la Campaña Por la Iguadad.

Por su parte, actividades como las desarrolladas en el Seminario de la Universidad Católica sumaron más voces a favor de la no discriminación, respeto y tolerancia. Y una vez más, los estudiantes fueron los protagonistas del repudio generalizado a esta actividad que buscaba promocionar  terapias reparativas a fin de “sanar” la homosexualidad.

Es por todo lo anterior, que hoy los jóvenes no sólo tenemos la responsabilidad de participar en las instancias cívicas, sino también, en las académicas. Por lo mismo, es lógico que cada estudiante le exija a su institución educativa pronunciamientos claros y responsables sobre la diversidad sexual y por qué no, participar en la elaboración de proyectos propios de la representación estudiantil, tales como federaciones o centros de alumnos, con el fin de incluir y promocionar el valor social de la diversidad, o sino, apoyarlos votando por ellos.

En suma, hoy los arquitectos del futuro están invitados a hacerse partícipes en la construcción de  un Chile más igualitario, inclusivo y respetuoso, por consiguiente, vivir  un mañana en libertad e igualdad.