Los Estados de Maine, Maryland y Washington, pertenecientes a los Estados Unidos de América han reconocido en las llamadas “3 urnas” de las elecciones presidenciales pasadas, la legalización del Matrimonio Igualitario. Estas terceras urnas tienen la característica de que se vota sobre políticas públicas propias para el estado donde se realiza la consulta (Estados Unidos posee sistema Federal). De allí la relevancia que sean los mismos ciudadanos quienes resuelvan en materia de Igualdad.
Estados que ya totalizan 9, junto a Connecticut, Iowa, Massachusetts, New Hampshire, Vermont y Nueva York, además de la capital Washington (Distrito de Columbia), y que tienen la particularidad de que en cada uno de ellos el Presidente reelecto Barack Obama suma más del 50% del voto popular. Hago este análisis, ya que además de ser el primer presidente en función que hace un reconocimiento público al matrimonio igualitario, su popularidad a hecho eco en los Estados recién mencionados.
Por su parte, el estado de Minnesota rechazó una enmienda constitucional que buscaba dejar por escrito que el matrimonio es sólo entre un hombre y una mujer, debido a este tipo de enmiendas constitucionales o la denominada “DOMA” Ley Federal de la Defensa del Matrimonio existen 30 estados en los que aun se prohíbe el matrimonio igualitario, hecho que ha sido criticada por el actual Presidente de los EE.UU
Sin duda la defensa de la Igualdad, tanto en discurso como leyes federales, a sido impulsada por líderes globales, que logran entregar un mensaje claro referente a la necesidad de equilibrar las oportunidades para todos y todas los ciudadanos. Lo mismo ocurre en el caso de España, donde el Tribunal Constitucional rechazó el requerimiento de inconstitucional de la norma con la que el gobierno de Zapatero había aprobado el matrimonio igualitario.
La relevancia que tiene que estos líderes sean investidos de una legitimidad y legalidad que yace en el poder de la ciudadanía (Obama logró 50.4% de voto popular) es sin duda la entrega de poder y liderazgo más grande que los convierte en voceros de causas tan nobles como la igualdad de derechos, para el desarrollo integral de todos y todas.
Una clara conclusión es la voluntad de la clase política estadounidense que en conjunto, con la voluntad social, genera cambios tan potentes como los expresados anteriormente. Sin embargo, en Chile el foco es totalmente diferente, la sociedad va un paso más adelante que la institucionalidad política, lo que genera por ejemplo, que el 28 de octubre pasado la abstención y la poca identificación sean porcentualmente altas.
Hoy la sociedad tiene visiones y posturas en materia de diversidad e igualdad y es tarea de nosotrxs como organizaciones representantes de las demandas sociales, instar a las autoridades políticas a tener un discurso claro en estas materias, para así la sociedad civil tenga la oportunidad de involucrarse en los procesos políticos. Como lo ocurrido en las elecciones municipales, donde elaboramos la campaña #PorLaIgualdad que instaló un compromiso para candidatxs a alcalde y concejales, donde los que firman deben trabajar para sus vecinos sobre políticas de diversidad y no discriminación, además de entregar una herramienta a los electores para un voto informado.