Diversidad e inclusión son dos conceptos que han dominado, en los últimos años, los círculos de conversación sobre administración de personas. Grandes, medianas y pequeñas empresas han comenzado a gestionar su talento –existente y futuro– bajo una mirada inclusiva que reconozca la multiplicidad de colaboradores y clientes.

Mientras la ley de inclusión laboral, aquella que obliga a las empresas de más de 100 trabajadores a contratar a personas con discapacidad hasta llenar un mínimo del 1% de los puestos de trabajo, ha incentivado la discusión sobre la diversidad en las empresas, lo cierto es que si se amplía el foco hacia otros segmentos, como equidad de género, migrantes, generacional o personas LGBTI (lesbianas, gays, bisexuales, trans e intersex), esta discusión sigue estando en pañales.

Conscientes de esta realidad y reconociendo que hablar de diversidad sexual es un tema tabú en la mayoría de las organizaciones, hace exactos tres años se creó Pride Connection Chile, la primera y única red de empresas que busca acelerar las discusiones e implementación de políticas de diversidad e inclusión, con enfoque en diversidad sexual y de género, al interior de las empresas. A la fecha, más de 50 empresas se han plegado a la red, transformándose en una exitosa iniciativa, no en cuanto a cantidad de compañías que la integran, sino también en los avances al interior de cada una: 62% de estas empresas cuenta con robustas políticas de diversidad e inclusión, y un tercio de Pride Connection ya tiene protocolos de transición de género para sus colaboradores trans.

Como en todo aniversario, los momentos de análisis permiten ver también el vaso medio vacío: ¿cuál es la realidad de las empresas en regiones distintas a la Metropolitana? El presente tiene tintes del centralismo propio de nuestro país, ya que mientras las grandes empresas comienzan a gestionar la diversidad e inclusión hacia sus trabajadores LGBTI desde sus casas matrices en Santiago, en otras regiones son escasas las iniciativas que vienen desde las empresas locales. De ahí que no sorprenda que el 54% de las personas gays, lesbianas o trans aseguren que es muy difícil encontrar trabajo en ciudades de menor tamaño si se sabe o presume su orientación sexual o identidad de género. He ahí el desafío para la plena inclusión de la comunidad LGBTI en los espacios laborales en zonas alejadas de Santiago: romper el centralismo.

 

Emilio Maldonado

Coordinador red Pride Connection Chile

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