Señor director,

En la columna de Alejandro Guzmán Brito, publicada ayer, éste señala que de aprobarse el matrimonio igualitario, se conducirá al matrimonio entre parientes consanguíneos en línea recta y con animales. Esta afirmación no solo es abiertamente falsa, sino que además tremendamente ofensiva.

Hoy en día, en el mundo hay 25 países con matrimonio igualitario, y en ninguno de ellos existe el matrimonio en alguna de esas dos circunstancias. ¿De dónde puede venir, sino de la intención positiva de querer confundir a la opinión pública, una afirmación tan irracional? ¿Qué puede motivar una advertencia tan alejada de la realidad?

Una vez más nos vemos en la obligación de desmentir fantasiosas consecuencias del matrimonio igualitario. Tal como ocurrió con el fin de los hijos naturales e ilegítimos y con la ley de divorcio, se dice que una reforma al derecho de familias tendrá insospechadas consecuencias.  Esa amenaza, tan antojadiza como manoseada, no se ha cumplido jamás. Nuestra historia reciente y la experiencia comparada se ha encargado de demostrárnoslo.

 

Juan Enrique Pi

Presidente ejecutivo de Fundación Iguales.

 

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