• Los dichos fueron parte del conversatorio “Más allá de los mitos: abordajes afirmativos de las juventudes trans» que reunió a profesionales expertos que trabajan en la materia.

 

Cuatro profesionales expertos, que trabajan directamente con menores de edad trans, formaron parte del conversatorio “Más allá de los mitos: abordajes afirmativos de las juventudes trans”, realizado en el auditorio de la Biblioteca Nicanor Parra de la Universidad Diego Portales, gracias al apoyo de la Dirección de Género de dicha casa de estudios. La instancia fue organizada por Fundación Iguales, y en ella se abordaron las inexactitudes y mentiras que se han difundido en el último tiempo en torno a los tratamientos para menores trans.

Al respecto, la directora ejecutiva de Fundación Iguales, María José Cumplido, señaló que “el tema que nos convoca es crucial porque no solo estamos hablando de salud, sino que estamos hablando de la vida de niños y niñas trans que han visto, en el último tiempo, afectado su derecho a existir. Se han visto atacados por discursos que al menos yo no escuchaba hace mucho tiempo”.

Por su parte, la directora de Fundación Iguales, Alessia Injoque, indicó que la polémica en torno a los tratamientos de niñas, niños y adolescentes trans “es una discusión en donde, entrando al ámbito profesional, se sugiere que quienes tienen más experiencia no deberían estar opinando porque son activistas, lo cual es absurdo y es una descalificación inaceptable para cualquier ámbito profesional, o sea, sería absurdo que estuviéramos hablando de cardiología y dijéramos que el cardiólogo no puede hablar porque es activista”.

Continuando en esa línea, el director del Proyecto T de la Universidad Diego Portales, Claudio Martínez, comentó que “el mal de origen del Informe Cass parte desde esa lógica”, dado que quien lo redactó no se especializaba en trabajo con niños, niñas y adolescentes trans, ya que la especialidad de la Dra. Cass son los menores con problemas cognitivos y neurológicos”.

Uno de los principales temas abordados fue el uso de bloqueadores hormonales. Al respecto, el endocrinólogo infantil Andy Contreras, quien trabaja en el policlínico de Identidad de Género del Hospital Carlos Van Buren, abordó la eficacia y seguridad de estos medicamentos. “Desde hace 40 años se utilizan para medicar la pubertad precoz central para personas no trans”, afirmó cuestionando el revuelo que causa que se utilice en adolescentes trans.

También negó el uso de hormonas en menores de edad sin un análisis previo, asegurando que se sigue un flujo de trabajo que incluye evaluaciones constantes. “No se hormoniza a todo el que llega al hospital; se hace una evaluación psiquiátrica y psicológica y desde ahí se deriva a nuestro equipo de endocrinología”, aseveró.

 

La relevancia de la familia

Durante el conversatorio, la jefa del Departamento de Salud Mental del Ministerio de Salud, Javiera Erazo, abordó el cuestionado Programa de Apoyo a la Identidad de Género (PAIG), explicando que realiza un apoyo integral que no se limita a la persona en transición, sino que a todo su entorno.  Lo que busca la iniciativa, afirmó, es “encontrar cuáles son los énfasis para ese caso particular; donde esa familia necesita apoyo, donde ese chico tiene preguntas, donde hay una comunidad escolar que quizás no ha sabido lidiar con esa situación”.

También coincidió en la relevancia de involucrar a la familia Isidora Paiva, psicóloga clínica de Fundación Renaciendo, que está conformada por padres y madres de menores trans. “Es importante que el proceso sea integral”, afirmó argumentando que es una etapa de mucha incertidumbre para el núcleo familiar. “Da miedo, son decisiones difíciles y hay ahora en particular muchos ojos mirando, pero que desde la información, desde la empatía, desde lo técnico, (se pueden) amortiguar todos esos miedos y verlos, no alejarlos, para poder acompañar bien a ese niño o niña”, explicó.

Al respecto, el director del Proyecto T de la UDP comentó que en los cuatro años de funcionamiento del programa han atendido a 350 personas e instalaron una unidad de familia con un grupo de padres y terapia familiar a donde han acudido más de 50 grupos familiares. Y es que considera que contar con el interés del grupo familiar marca la diferencia, aunque no haya consenso al interior de éste. “Tenemos una frase: “¿Hay familia o no hay familia?” y es una pregunta que nosotros hacemos siempre”, aseveró.