jueves 5 de julio de 2012

Señor director:

Respondiendo a la sugerencia de los señores del Movimiento Unidos por la Vida y la Familia, leí con mucho interés el documento “Homosexualidad y Esperanza” que constituye la declaración de principios de la Federación Internacional de Médicos Católicos (Fiamc).

Dicho documento “científico” (aunque curiosamente no actualizado desde el año 2000, por lo que aún figura el pobre doctor Spitzer) reconoce que el principal objetivo de la Fiamc es sostener los principios católicos en el ejercicio de la medicina y promover la ética católica en la profesión.

En consecuencia, afirma, ente otras cosas, que los homosexuales deben vivir para siempre en castidad (muy saludable recomendación); que es muy importante que las personas que los ayuden a cambiar no promuevan otros “pecados sexuales” como tener relaciones pre-matrimoniales heterosexuales o masturbarse y que los tratantes (sean doctores, psicólogos, o consejeros) deberán ser personas que “inequívocamente apoyen las enseñanzas de la iglesia”.

Es evidente que la ideología religiosa aquí prima por sobre cualquier consideración científica y es, por lo mismo, que sus afirmaciones han sido desestimadas por todos los organismos mundiales encargados de definir qué es o no un trastorno mental o físico.

María Eugenia Boetsch

Psicóloga