- El viernes 10 de junio se cumplieron tres meses desde la entrada en vigencia de la histórica Ley de Matrimonio Igualitario, cuya implementación a cargo del Servicio de Registro Civil e Identificación ha estado marcada por múltiples dificultades para las familias diversas, con largas esperas, errores en el orden de los apellidos, denegación de acceso a los servicios y reclamos sin solución.
- Fundación Iguales exige a la institución que rectifique los problemas con capacitaciones urgentes a sus funcionarios para así también no perpetuar la discriminación histórica de las personas de la diversidad sexual y de género.
(Actualización al 13 de junio) Jueves 9 de junio 2022.- A tres meses de entrada en vigencia de la histórica Ley 21.400, conocida como Ley de Matrimonio Igualitario, el Servicio de Registro Civil e Identificación continúa con problemas en su implementación, especialmente en la inscripción de hijas e hijos de familias lesbomaternales y homoparentales.
Los principales inconvenientes son la demora excesiva en la entrega de certificados; los errores en el orden de los apellidos; nombres y apellidos mal escritos o eliminados; y la negación de los servicios en algunas de las sedes del Registro Civil a lo largo del país.
Estas anomalías revelan el desconocimiento de la ley de parte de los funcionarios de la institución y el trato inadecuado hacia las personas de la diversidad sexual y de género, que ha transformado los anhelos y esperanzas de larga data de las familias diversas en una verdadera pesadilla.
En la Cuarta Región, por ejemplo, Consuelo Peralta y Belén Butrón estaban muy felices porque su hijo Gaspar, de 11 años, finalmente sería reconocido como propio por ambas. El primer día de entrada en vigencia la Ley, el 10 de marzo, estaban en la sede del Registro Civil de Coquimbo. Todo iba bien hasta que recibieron el anhelado certificado de nacimiento el 5 de junio, casi tres meses después, y con el orden de los apellidos invertidos, no en el orden que ellas habían indicado en el formulario respectivo. Ante esta decepción han ido en reiteradas oportunidades a la oficina sin lograr aún una solución.
“Tengo mucha pena, desde que quedé embarazada soñaba con que Gaspar llevara mi apellido primero en honor a su abuelo que no alcanzó a conocer pero nos dijeron que se guiaban por la ‘ley antigua’ poniendo como primer apellido el de Belén porque ‘era como en las familias heterosexuales, como que un hombre fuera el que está reconociendo’. Ahora nos dicen que están a la espera de alguna instrucción de Santiago”, dice Consuelo, muy afectada por la situación.
Fundación Iguales ha advertido los inconvenientes en la implementación de la normativa desde el primer día, recogiendo información y testimonios a través de las plataformas virtuales de la fundación y recopilada en un informe que se entregó al Registro Civil a principios de abril, y ofreciendo colaboración para su pronta solución. Exigiendo a la institución que implemente las mejoras necesarias de forma urgente.
“Es importante que no pensemos en estos problemas como una dificultad en un trámite o que es algo propio de nuestra idiosincrasia: la falta de celeridad o continuas fallas del Servicio de Registro Civil e Identificación pone en entredicho el acceso a derechos de niños, madres o padres en Chile y esto es un asunto de primera gravedad que pone a las familias en una situación de vulnerabilidad. Esto se lo comunicamos a la ministra Ríos y a la Subsecretaria Oberreuter, con quienes nos reunimos tan pronto como asumieron y están al tanto de los problemas de funcionamiento del Servicio”, dice Isabel Amor, Directora Ejecutiva de Fundación Iguales.
“Lo que pedimos es que den una solución definitiva e inmediata para que en todo Chile se cumpla con la ley. Hemos apoyado al Servicio desde el año pasado para eliminar los problemas que la implementación ha suscitado, sin embargo estos persisten. Aunque Santiago no es la excepción, se hace evidente que a nivel regional hay una gravísima falta de capacitación que se traduce en que las familias no acceden a sus derechos o los problemas con el reconocimiento de los hijos continúa”, agrega Amor.
En Las Condes, Región Metropolitana, al segundo día de entrada en vigencia la ley, el 11 de marzo, Karin Díaz y Fernanda Landaeta, fueron a inscribir a Isidora, su hija de 4 años de edad, y a rectificar su apellido ya que era compuesto para honrar a uno de sus abuelos fallecidos. El certificado llegó tres meses después con el orden invertido. Presentaron la solicitud para rectificar, han ido varias veces a la sede del Mall Los Domínicos pero aún no tienen respuesta.
“De esperar cinco años a que nuestra hija tenga los apellidos que corresponden, nos da mucha impotencia y mucha rabia, esperar otros tres meses para que llegue un certificado mal hecho, es muy frustrante ver que los funcionarios no hagan bien su trabajo y que para ellos sólo sea un trámite más pero para nosotras es mucho más que eso. Nadie se hace cargo, no nos dan respuesta, ni fechas de solución. Estamos buscando colegio para Isidora y tenemos que dar explicaciones en todas partes por los distintos apellidos en su certificado, es muy incómodo”, dice Karin, muy angustiada. “La alegría de recibir el certificado duró dos segundos”, agrega.
No sólo en filiación hay problemas, también en los matrimonios, es el caso de Montserrat Orellana y Antonella Sovino, quienes se casaron el 21 de abril en Las Condes y aún no consiguen su certificado de matrimonio. Es como si nunca se hubiese realizado la boda.
“Aún no existe en ninguna parte, nadie sabe que pasó, hemos hecho varios reclamos y nos dicen que está en una comisión revisadora. Tenemos una libreta de matrimonio que no sirve para nada y un par de fotos que certifican que sí pasó. Antes del matrimonio teníamos AUC (Acuerdo de Unión Civil), y en algún momento en mayo ni siquiera teníamos eso y aparecíamos como solteras”, dice Montserrat.
Como si esto fuera poco, antes del matrimonio, inscribieron a su hija recién nacida también con inconvenientes, pues los funcionarios sólo habían sido capacitados para hacer rectificaciones de apellidos, no para inscribir a un bebé. “Nuestra pequeña nació a finales de febrero, por lo que esperamos al 10 de marzo para inscribirla altiro con ambas mamás, sin rectificación. Era el primer caso en Chile y estuvimos dos horas entre llamadas a la Central y otras coordinaciones. Salimos ese mismo día con el certificado con ambas como madres, pero decía ‘padre’ en vez de ‘progenitor’. Así que tuvimos que pedir que lo actualizaran”, agrega Montserrat.
Mientras que en la comuna de Estación Central, casaron a una pareja de mujeres con un régimen patrimonial que no existe en la Ley de Matrimonio Igualitario. Vanesa Fuentes y Farah Retamales se quedaron con la duda de si con este error es incluso válida su unión.
“Con Fara nos casamos el 24 de marzo en el Registro Civil de Estación Central, y nuestra principal preocupación es el régimen con el que inscribieron nuestro matrimonio, al tiempo después nos dimos cuenta que aparecemos con sociedad conyugal, pero la nueva ley no viene con esa opción. Nadie nos ha logrado responder qué régimen legalmente nos corresponde”, señala Vanesa.