Señor director:
Patricio Mackena justifica la discriminación en el Ejército a personas homosexuales, ya que ellas harían “imposible la convivencia en una institución castrense”.
Esta afirmación gratuita, carente de todo fundamento racional, está enmarcada en una visión prejuiciosa y estereotipada de la homosexualidad, elementos fundamentales para sostener un discurso de odio y discriminación contra las personas que integran la denominada diversidad sexual.
Además, parece ser que a Mackena poco le importan los instrumentos internacionales de derechos humanos sobre igualdad y no discriminación por motivos de orientación sexual e identidad de género suscritos por el Estado de Chile. Tampoco parece importarle nuestra Constitución Política que, en su artículo 19 inciso 2°, prohíbe toda diferenciación arbitraria. Ni menos, yendo a legislaciones específicas, la Ley Antidiscriminación, que reconoce como categorías sospechosas la orientación sexual y la identidad de género, y la ley de reclutamiento y movilización de las FFAA, que en su artículo 42 consagra las exclusiones generales para efectuar el servicio militar. A la luz de la Ley Antidiscriminación, ni las autoridades ni ningún particular pueden discriminar de manera arbitraria. Y conforme a la ley de reclutamiento, no puede una norma de rango jurídico inferior (como un instructivo) crear nuevas exclusiones.
La carta de Mackena no sólo justifica la discriminación arbitraria por orientación sexual a partir de su personal visión de la homosexualidad, sino que le asigna nula importancia al ordenamiento jurídico internacional y nacional sobre igualdad y no discriminación. Incluso, al menos tácitamente, tiende a justificar que un general de la República se atribuya facultades legislativas que constitucionalmente no posee.
Valentina Verbal
Coordinadora de la Comisión Trans, Fundación=Iguales