Dr. Dante Alberti
Médico Geriatra
Comisión de Ciencias de Fundación Iguales

 

La literatura existente sobre envejecimiento en personas LGBTI en revistas científicas es muy escasa; tal vez por falta de interés por parte de la comunidad científica. Al buscar en National Center for Biotechnology Information (NCBI) at the U.S. National Library of Medicine (NLM) se encuentran sólo 4 artículos que no aportan información relevante, estos son:

 

PubMed Results

1. Sexually transmitted infections in older populations.

2. Training, geography, and provision of aging services to lesbian, gay, bisexual, and

3. [Homosexuality in the elderly. «…I also need a shelter for the soul»].

4. Stress and mental health among midlife and older gay-identified men.

 

En cambio hay información  interesante en el material contenido en libros, algunos de los cuales entregan nociones y conceptos no vistos antes sobre el tema.  El presente artículo revisa los siguientes:

 

1-      R. Iacub: “Erótica y vejez” , R. Friend: “gayging: adjustement and the older gay male” in  alternative lifestyle,

2-      J. Blando: “Twice hidden: Older gay and lesbian couples, friends, and intimacy in generations” , Journal of the american Society of Aging, 2001 y

3-      B.L. Mishara, R.G. Riedel “El proceso de envejecimiento” tercera edición

 

Entrando en materia, diversas nociones resultan destacables, una de ellas la estigmatización social que existe hacia dicho grupo etario homosexual.

 

Uno de los estigmas, se señala, deriva de que existe una doble discriminación por el hecho de ser viejos y además homosexuales. Ello, se señala, puede ser parcialmente cierto pero quizás no del todo. El anciano homosexual actual ha sufrido discriminaciones por años debido a la época en que le tocó vivir. Estas vivencias se han convertido en una fortaleza frente a la discriminación por edad y su problema de estigmatización no sería principalmente por ser viejo. Persiste como problema el ser homosexual. Por esta razón en estos viejos existe una débil identificación como gays o lesbianas y por ello no se acercan o no participan en las organizaciones comunitarias LGBTI.

 

Otro estigma asociado a su sexualidad, se señala, está basado en una serie de estereotipos y prejuicios que hacen suponer que el anciano gay se enfrenta a una  ausencia de estímulos que lo eroticen. Se cree que debido a la sobrevaloración del atractivo físico los vínculos entre personas homosexuales se basarían casi exclusivamente en el ámbito sexual. Kelly en 1977 encontró, sin embargo, que la vida sexual de los mayores está en muchos de los casos, suficientemente satisfecha y halló que la pérdida de la pareja era la causa más habitual de disminución de las relaciones sexuales. Blando  en el 2001 propuso que la sexualidad del anciano no se diferencia mucho entre  homo u heterosexuales.

 

Quam & Whitford  en 1992 sostienen que la generación de esa época de personas mayores gays siente que a pesar de la homofobia aún en vigencia, existía mayor libertad que en épocas anteriores.

 

En lo que respecta a la salud, existen ciertos prejuicios sobre los riesgos a los que están enfrentadas las personas LGBTI y esos prejuicios podrían ocasionar un cuidado inadecuado. Los ancianos muchas veces esconden su orientación sexual a los proveedores de cuidados médicos por temor a ser discriminados y además en los sistemas públicos y privados de seguros de salud no hay cobertura familiar para parejas de mismo sexo. Paralelamente es cierto que las personas LGBTI tienen mayor riesgo que las personas heterosexuales de padecer algunos problemas de salud;  por ejemplo las lesbianas fuman más,  tienen más sobrepeso o abusan más del alcohol que las mujeres heterosexuales; también tienen  menores índices de embarazo durante la vida y asociado a ello, pueden tener mayor riesgo de cáncer de mama.

 

Otro fenómeno que se describe ocurre cuando los ancianos LGBTI deciden retirarse a una casa de cuidados continuos. En ese momento sufren un proceso que podría llamarse “Volver a meterse en el closet” pues deben enfrentar a veces actitudes homofóbicas entre los residentes y temen que algunas residencias podrían excluirlos totalmente. Se sienten además  vulnerables si el personal de cuidado de la salud no es sensible a sus necesidades.

 

La familia es un gran tema para los/as anciano/as LGBTI. La mayoría de ellos/as dependen principalmente de sus parejas o amigos cercanos que les dan apoyo social. Desafortunadamente, la sociedad no siempre ha reconocido la importancia de estas “familias escogidas” que precisamente por ser escogidas pueden ser una red de apoyo mejor que la natural. Muchas veces esta familia escogida y los amigos más cercanos, frente a un duelo o una circunstancia adversa  están excluidos de participar en las decisiones sobre su cuidado y todo esto puede suceder cuando el anciano pierde su autonomía y su capacidad de decidir y la familia natural, muchas veces ausente por años,  desplaza a la familia escogida.

 

Además de lo anterior, los ancianos homosexuales tienen más probabilidades de vivir a solas que el total de las personas mayores, por lo tanto tienen más probabilidad de vivir en la pobreza, tener mala nutrición, sentirse deprimidos y eventualmente trasladarse a una residencia de ancianos.

 

Pero el panorama no es tan sombrío. En 1991 Friend investiga el envejecimiento exitoso relacionándolo con su compromiso con la comunidad gay y describe tres grupos de ancianos LGBTI.

 

O     a) Afirmativos: consideran la elección homosexual como positiva, se adaptan bien al envejecimiento y son equilibrados psicológicamente.-

O     b) Estereotípicos: opuestos a los anteriores, han internalizado la homofobia y sufren frecuentes crisis depresivas, soledad y alienación.-

  • c) los passing (de paso): aquellos que aún creen que sería mejor no ser homosexual aún aceptando ciertos aspectos de la homosexualidad.-

 

Los investigadores  Kelly en 1977 y Laner en 1978 ambos en California identificaron algunos mitos acerca de la sociedad homosexual envejecida. Señalan que se cree que  ellos/as son incapaces de tener una vida sexual satisfactoria y que no establecen relaciones estable. Otro mito es que los ancianos tienen conductas de acoso de menores y tienen preferencia  por compañeros jóvenes, lo que, dicho así,  no es tal. La realidad sería, según los autores, que a esos ancianos en su juventud les gustaban las personas jóvenes y en la ancianidad simplemente les siguen gustando igual. Los investigadores hallaron también que (en California) el 63 % de los viejos siguen frecuentando bares gay y cada vez tienen menos miedo a salir del closet gracias a los cambios que ha presentado la sociedad comparada con aquella que conocieron en su juventud.

 

Gagnon y Simon en 1973 identificaron algunas realidades de los viejos gays por ejemplo que tienen menos recursos afectivos de apoyo y que la falta de hijos les determina una falta de continuidad.   Incluso proponen que la ausencia de un matrimonio civil podría afectar la estabilidad a lo largo de la vida. El duelo ya tratado anteriormente se puede ver afectado cuando frente a la muerte de la pareja se ve desplazada la familia escogida o son francamente desplazados ellos mismos sin poder participar en el rito de despedida o la toma de decisiones vitales o directrices anticipadas. Este desplazamiento puede afectar además el área de recursos económicos y la pareja sobreviviente puede quedar desamparada desde este punto de vista si no ha hecho los arreglos testamentarios previamente.

 

Los autores señalan que el envejecimiento de la población gay presenta características que aparecen sistemáticamente negadas a la hora de establecer líneas de intervención y atención socio- sanitaria e insisten en que resulta especialmente notoria, la importancia de pertenencia a la comunidad como un factor protector  de trastornos psicológicos asociados a depresiones y disengagment (desapego), sumamente comunes en la población homosexual sobre todo la femenina.

 

La conclusión es clara el problema no es ser “viejo” ni “gay”, sino la pérdida de parte de la identidad que supone el no aceptar o ser aceptado.  Entre los factores que más se repiten como exitosos para los/as ancianos/as están la fidelidad emocional más que la sexual y la flexibilidad en términos de prácticas sexuales y en las actividades cotidianas; además de las políticas de amistad y pertenencia, lo que pone de relieve la importancia de las redes sociales.