● Fundación Iguales lanzó una campaña para conmemorar el décimo aniversario del “Fallo Atala”, la sentencia internacional de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que condenó al Estado de Chile por arrebatarle las hijas a una madre chilena sólo por ser lesbiana y formar un familia con otra mujer.

● El Fallo Atala es el primero que reconoce los DDHH de las personas de la diversidad sexual y abrió camino para que los países de América Latina actualicen sus leyes y jurisprudencia, reconociendo y ampliándose los derechos al matrimonio y reconocimiento legal de sus familia e hijos.

● Chile sigue en deuda con parte de la condena, pues si bien ha avanzado en materia legislativa, no existe una política pública que se haga cargo de las capacitaciones permanentes a funcionarios públicos, municipales y judiciales. El avance legal está, pero la discriminación en la sociedad continúa.

 

Bajo el lema “Tus derechos + mis derechos = nuestros derechos”, Fundación Iguales lanzó una campaña para conmemorar el décimo aniversario del “Fallo Atala”, la sentencia internacional de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que condenó al Estado de Chile por arrebatarle las hijas a una madre chilena sólo por ser lesbiana y formar un familia con otra mujer.

Karen Atala y Emma de Ramón eran dos mujeres enamoradas que decidieron vivir juntas y formar una familia con las tres hijas pequeñas de Karen. Ambas se transformaron en íconos de la defensa de los derechos de la diversidad sexual y de género en Chile el 2003 cuando el padre de las niñas reaccionó y demandó la custodia en rechazo a esta unión. Este hombre ganó en la Corte Suprema, ya que “las niñas tienen derecho a desarrollarse en una familia estructurada “normalmente” según el modelo tradicional que le es propio”.

Frente a tal injusticia, Karen denuncia a Chile ante el sistema interamericano de Derechos Humanos. Años después, el 24 de febrero de 2012, el organismo internacional constató que la sentencia de la Corte Suprema de Chile obedece a severos prejuicios y estereotipos negativos hacia las personas de la diversidad sexual y ordena a Chile a promover un cambio cultural con capacitaciones a todos los funcionarios públicos, municipales y del poder judicial, para que se instruyan de manera sostenida y permanente en el tiempo en materia de diversidad secual, identidad de género, género y DDHH.

“En 10 años de estimarse que yo no era idónea para criar a mis hijas biológicas por ser lesbiana, hemos llegado a reconocérsenos el derecho al matrimonio con nuestras parejas del mismo sexo y a que los hijos que tengamos sean reconocidos por ambas madres o padres. Todo el dolor que vivimos con mis hijas, mío y con Emma, mi pareja en ese entonces, valió la pena, mirándolo con altura y perspectiva de los años”, dice Karen Atala.

Si bien Chile ha avanzado en materia legislativa en la inclusión y no discriminación de las personas de la diversidad sexual, no existe una política pública que se haga cargo de esta parte de la condena, agrega la jueza Atala. “Porque el avance legal está pero la discriminación en la sociedad continúa”.

El Fallo Atala es el primero que reconoce los DDHH de las personas de la diversidad sexual y abrió camino para que los países de América Latina actualicen sus leyes y jurisprudencia, reconociendo y ampliándose los derechos al matrimonio y reconocimiento legal de sus familia e hijos. En síntesis, reconoce que:

(1.) La orientación sexual e identidad de género como categorías protegidas ante la Convención Americana.
(2.) Que las personas tienen derecho al libre desarrollo de su personalidad conforme a su orientación sexual.
(3.) Que el interés superior de las niñas y niños no debe basarse en prejuicios y estereotipos, sino en hechos fundados y comprobables, y que el interés superior de niñas y niños no debe basarse en prejuicios y estereotipos, sino en hechos fundados y comprobables.

NO MÁS DISCRIMINACIÓN

Por su parte, la historiadora Emma de Ramón, pareja de Karen de la época, activista y Directora del Archivo Nacional, recuerda esos años con profunda emoción. “Cuando la Corte Suprema decidió quitarle sus hijas a Karen, nos juramentamos dar vuelta esta decisión tan injusta. Saqué fuerzas de flaqueza para decir lo que pensaba y muchas otras madres se acercaron porque esa resolución nos dejaba como madres lesbianas en un desamparo tremendo», dice Emma. «Pero ver el dolor de Karen en eso, fue algo
que me impactó y cada vez que me acuerdo, me sigue impactando».

La decisión de la Corte Suprema de Justicia, desató la indignación nacional de miles de chilenas, y también el terror de otras madres lesbianas en la misma situación. Más de 150 mujeres se acercaron a la pareja, tanto así, que formaron una organización de madres lesbianas llamada “Las Otras Familias”.

En esos días, diversos grupos de personas protestaron en Chile y alrededor del mundo frente a los consulados, en contra de la vulneración de los derechos de Karen y sus hijas. Visibilizando la discriminación que sufrían muchas parejas homosexuales que por la falta de leyes que protegieran su integridad personal y como familias, preferían vivir en total silencio como medida de seguridad y al margen de una sociedad que seguía violentando.

“Si tuvo un mérito el Caso Atala y la valentía de Karen es el no dejarse atropellar por la prepotencia, el machismo, pero tampoco por las instituciones, y levantarse y levantar la voz y seguir adelante a pesar de todas las dificultades que hubo”, agrega Emma.

El caso de Karen Atala y sus hijas, junto al de otras personas de la comunidad LGBTIQ+, contribuyeron a un cambio de paradigma en la sociedad, en donde la diversidad de orientación sexual e identidad de género comenzó a ser cada vez más visible en distintos espacios y medios de comunicación, logrando avanzar en la igualdad de derechos.