¿Quién es Emilio Maldonado?

Emi, como me dicen los más cercanos. 37 años. Nacido y criado en Santiago. Arquitecto frustrado, periodista de formación académica de pregrado y con posteriores estudios en administración de empresas y finanzas corporativas. Muy inquieto, disperso a veces, pero con capacidad de enfocarme. Quizás no es una capacidad, sino un mal hábito.

 

¿Por qué estás en Iguales?

En 2014 partí como voluntario en la fundación. Se estaba creando un grupo para apoyar la generación de recursos. Junto a un tremendo equipo –que recuerdo con mucho cariño– sacamos adelante buenos proyectos, como la Noche por la Igualdad o la tienda virtual, aún vigentes. Luego, el directorio me pidió más apoyo con proyectos. En agosto de 2015 me ofrecieron ser director ejecutivo. Hasta ahora, ha sido una experiencia enriquecedora. Solo ha traído buenas historias y desafíos profesionales.

 

¿Con qué país sueñas?

Sueño con un país en el que la diversidad sea entendida como un valor y no como una amenaza. Chile se acostumbró a ser el mismo, homogéneo, y todo lo distinto es visto con recelo. Quiero que Chile se sacuda esas ideas del pasado y podamos coexistir todos/as aprendiendo los/as unos/as de los/as otros/as.

 

Si te tuvieras que definir, ¿qué dirías de ti?

Me encanta leer libros y novelas de ficción y thriller policial. Estoy pegado con Homo Deus (Yuval Noah Harari). Habla de la evolución, del dominio del homo sapiens sobre la naturaleza y de cómo convivir con la inteligencia artificial. Este último tema ha ocupado bastante de mi tiempo. Sigo a Jason Silva (@jasonlsilva) y escucho sus podcasts. Totalmente recomendable. Alucino con el trabajo de Joël Dicke. Quizás este gusto se desarrolló cuando vi Durmiendo con el enemigo (1991) y La mano que mece la cuna (1992).

 

¿Por qué es importante qué más personas se unan a Iguales como socios? ¿Por qué las empresas se deben abrir a la diversidad?

Eliminar la discriminación hacia personas trans o luchar por la igualdad en el acceso al matrimonio es tarea de todos/as, no solo del colectivo LGBTI*. ¡Todos/as podemos ser ese/a agente de cambio! Hay algunos/as que podrán regalar su tiempo como voluntarios/as; otros/as, como socios/as, podrán aportar mes a mes desde 5 luquitas en adelante. Cada año el desafío es más grande y necesitamos más manos.

Pasamos en el lugar de trabajo la mayoría de nuestro tiempo consciente. Nos desarrollamos como personas y como profesionales. No podemos (ni debemos) separar “la persona” del “trabajador”. No somos robots. Por esa riqueza que aporta la diversidad (sea cual sea) al lugar de trabajo, es importante que todos/as nos sintamos a gusto en los espacios laborales. Así se generan mayores conexiones y disminuyen los ausentismos y la rotación.

 

*Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersexuales.