Señor director:
Agradecemos al obispo Juan Ignacio González que nos atribuya tanto poder, pero la destrucción del ser humano no provendrá de los humildes esfuerzos de una ONG que lucha por la plena igualdad en dignidad y derechos de la diversidad sexual, buscando que se cumpla el artículo 1º de nuestra Constitución. En cambio, nuestra paz y armonía republicana sí corren peligro cuando el representante de una institución tan poderosa como la Iglesia Católica persiste en el histórico afán de discriminar, humillar, marginar e incluso violentar a una parte de la población con argumentos apocalípticos que nada tienen que ver con nuestro ordenamiento jurídico.
Pablo Simonetti
Presidente Fundación Iguales
Fuente: La Tercera