Me detengo en las siguientes fotografías. En la primera, a la izquierda, se ve una estructura plástica de no más de 3 metros cuadrados, que se sostiene con un par de palos de madera. A la derecha, la casa presidencial, de estilo neoclásico construida a fines del siglo deciocho. En la segunda, el rostro de Concepción Picciotto, una mujer de 67 años que ha dedicado 30 a manifestarse pacíficamente por la paz mundial, ella vive ahí, en la casa de plástico. Por un error legal, ha podido sostener su protesta frente a la casa presidencial, presentando sus demandas a través de humildes fotocópias y cartones.
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Ella representa al individuo, base social de EE.UU, que con envidiable convicción y felicidad, dedica su vida a proteger las cusas sociales que ella cree que necesita su país, el mundo. La carpa plástica de Concepción, representa las demandas y presiones del individuo y sociedad civil. La casa presidencial, representa la estructura estado federal y la rigidez de la Constitución que sostien el país.
Organizaciones civiles como la Human Right Campaign (HRC), trabajan la tensión y confusión del espacio que separa a ambos. Las ONGs LGBT deben generar soportes legales y sociales para protegerse de las leyes que permiten las expresiones de odio y sus consecuencias de violencia y discriminación. La comunidad LGBT debe generar redes entre los movimientos estatales, para que el gobierno federal proteja con equidad nacional los derechos humanos de la diversidad sexual. Concepción y HRC se sostienen en las injusticias y desigualdades sociales, representando las demandas del individuo y las necesidades de los colectivos por construir un país sin discriminación y con igualdad de derechos para todos y todas.