Señor Director:


Valoro el interés del columnista Hernán Corral en la visibilización de las identidades trans y el reconocimiento a algunas personas del colectivo entre las que me menciona. 

Somos varios los que compartimos nuestras historias y, a través de estas, la realidad trans. Me alegra haber podido contribuir a derribar prejuicios, impulsar cambios e impulsar la ley; pero abrir mi vida al público fue un acto voluntario y no puede ser de otra forma.

Nadie debe ser obligado a ser activista ni un personaje público, nadie tiene por qué exponer a la sociedad si es trans exhibiéndolo como un marcador en su documento de identidad, menos sabiendo que eso puede ser causal de discriminación. 

Así, la Ley de Identidad de Género resguarda la privacidad de cada individuo sin impedir a nadie visibilizar voluntariamente que es trans. ¿Acaso dejará de ser pública mi historia o me haré menos trans cuando adecue mis documentos a mi identidad aplicando esta ley?

Finalmente, le agradecería al señor Corral que nos dijera a quiénes representa cuando dice que esta ley no beneficia a personas «transgénero de carne y hueso». Soy trans, de carne y hueso; he tenido la oportunidad de conocer a cientos de personas trans de todas las edades, estratos sociales, y todavía no conozco a ninguna que se oponga al avance conseguido con esta ley que, así tuviera críticos, es de aplicación voluntaria. 

Alessia Injoque
Directora Fundación Iguales

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