Señor Director:

En su carta de ayer, el senador Iván Moreira da en el clavo al decir que lo que debe primar en el debate de la adopción por parte de parejas del mismo sexo es el interés superior de niños y niñas. Quizá sea ese el único punto en el que estemos de acuerdo con el senador.

Sin embargo, Iván Moreira no piensa en el interés superior de niños y niñas cuando se opone porfiadamente, y sin otro sustento más que sus prejuicios, a lo que casi 30 años de investigación en la materia han sostenido. No son las organizaciones de la diversidad sexual las que afirman que la orientación sexual de los padres no es determinante a la hora de criar hijos, sino que han sido la Academia Americana de Pediatría, la Academia Americana de Psicología, la Academia Americana de Psiquiatría, la Asociación Canadiense de Psicología y el Colegio de Psicólogos de Chile, entre muchos otros. ¿Quién es «fanático» cuando se decide obviar la evidencia y excluir a priori a parejas del mismo sexo, sin siquiera revisar su idoneidad para criar a un niño o una niña?

Lo cierto es que hoy en Chile, muchas parejas del mismo sexo crían exitosamente a sus hijos e hijas, y son esos niños los discriminados, pues no pueden tener la filiación determinada respecto de sus padres o madres, solo porque estos son homosexuales. Si la invitación del senador es a tener un debate con altura de miras, nosotros recogemos el guante: lo invitamos a conocer la realidad de esos niños, a constatar su desarrollo pleno, y no a argumentar desde el prejuicio y el desconocimiento al momento de decidir sobre sus derechos.

Juan Enrique Pi
Presidente ejecutivo Fundación Iguales

 

Lee aquí la carta en El Mercurio.