Cuando se cumplen 10 días desde que comenzaron las manifestaciones masivas a causa de la precarización de la calidad de vida en Chile y la necesidad de generar un nuevo pacto social que sea respetuoso con lo Derechos Humanos, el Presidente Piñera anunció cambios en la dirigencia de ocho ministerios.
El 18 de octubre pasado y luego de varios días de que los estudiantes secundarios llamaran a evadir el pasaje del Metro, en protesta a la alza de $30 pesos que había anunciado el Gobierno y que se convertiría en la segunda en lo que va de 2019, la ciudadanía se volcó masivamente a las calles protestando por la precarización en la calidad de vida de los chilenos.
Los $30 pesos fueron solo el gatillante del descontento social, que había asumido recientemente el anuncio de un 10% en la cuenta de la electricidad y que había estado reclamando mejoras en las pensiones, un alza del sueldo mínimo, mejores condiciones en el acceso a la salud y educación, entre otra.
Durante estos días el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) acusó una serie de apremios ilegítimos, abusos y violencia sexual -uno de ellos contra un joven gay por parte de carabineros de la 51 comisaría de Pedro Aguirre Cerda- perpetrados por funcionarios de las Fuerzas Armadas y de Orden en contra de civiles, por lo que a las demandas de justicia social, se fue sumando fuertemente la de respeto a los Derechos Humanos, investigación y reparación a las víctimas.
Es en ese contexto que la ciudadanía comenzó a requerir un cambio de gabinete, que incluyera al ministro del Interior, Andrés Chadwick, al de Economía Juan Andrés Fontaine, al de Hacienda, Felipe Larrain -ambos por dichos que fueron tomados como burlas hacia las personas-, de Salud Jaime Mañalich -por lo que sería una mala gestión en su cartera, que tendría a varios hospitales públicos sin insumos-, de Transporte, Gloria Hutt y de Educación, Marcela Cubillos.
Sin embargo, el cambio en ocho carteras de gobierno fue calificado más como un enroque que como una decisión real de resolver las demandas de la ciudadanía y que, además, no hubo cambios en Transportes, Salud, Educación, ni en el Ministerio de la Mujer y Equidad, pese a que su ministra estuvo ausente durante la crisis y dijo no conocer de denuncias de mujeres que hubieran sido violentadas durante el estado de emergencia, pese a que el INDH tiene registro de casi 600 detenciones.
Es así, como el ex timonel de la Secretaría General de la Presidencia (Segpres), Gonzalo Blumel, asumió en Interior, Felipe Ward de Bienes Nacionales ocupó el puesto anterior de Blumel, la ex intendenta Karla Rubilar asumió la Secretaría General de Gobierno (Segegob), en reemplazo de Cecilia Pérez, quien se quedaría con el Ministerio del Deporte, debido a la salida de Pauline Kantor.
Así mismo, en Hacienda asumió Ignacio Briones, decano de la Escuela de Gobierno de la Universidad Adolfo Ibáñez, en reemplazo de Felipe Larraín, Lucas Palacios, ex subsecretario de Obras Públicas, lo hace en Economía en reemplazo de Juan Andrés Fontaine; en Trabajo, la ex subsecretaria de Redes Asistenciales, maría José Zaldívar, reemplaza a Nicolás Monckeberg y el ex jefe de Gabinete de Blumel, Julio Isamit se queda con la cartera de Bienes Nacionales.
Este último ha generado particular preocupación en las organizaciones de la diversidad sexual y género, entre ellas Fundación Iguales, por sus dichos de rechazo a la igualdad de derechos de las personas LGBTI.
La presidenta ejecutiva de Fundación Iguales, Alessia Injoque, insistió en que el cambio de gabinete solo puede tener resultados positivos si trabaja en el avance de las demandas por dignidad y democracia conducentes a un nuevo pacto social, por lo que hizo un llamado al ministro Ward a adoptar un enfoque de derechos durante su gestión y a Blumel a a actuar con responsabilidad en materia de DDHH.
Como actual responsable de las de Orden Público, Iguales exige que rechace de manera contundente toda violación a los DDHH e impulse las acciones necesarias para evitar y sancionar todas sus vulneraciones.
Finalmente, Injoque agregó que “tras la marcha más grande de Chile, el gobierno tuvo la posibilidad de que el cambio de gabinete sirviera para confirmar que entendió el mensaje; lo que hizo fue recordarnos porqué estamos en crisis”.